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Visita a Prisionera Política Colombiana, Liliany Obando

By James Jordan

Bogotá, Colombia – Liliany Obando es poderosa. Ella es una de los miles de prisioneros políticos de Colombia. Ya por un año, le conozco por carta. Por fin, nos conocimos en persona en tres ocasiones, durante una delegación patrocinada por la Campaña de Derechos Laborales (basado en los EEUU) y el Red de Acción Colombiana. Yo representé el Red Internacional en Solidaridad con los Prisioneros Políticos Colombianos.

Yo soy un hombre bastante alto, y Liliany es relativamente bajita. Sin embargo cuando la conocí, fui enrollado por uno de sus abrazotes- un abrazo que muestra un corazón y coraje muchas veces más grande que su tamaño. Liliany está en el cárcel, acusada de “rebelión.” Aunque sea encarcelada, todavía sigue organizando; colectando los testimonios de otros prisioneros políticos y recomendando un intercambio humanitario de prisioneros entre el gobierno Colombiano y las guerrillas cómo el primer paso hacia la paz.

Liliany fue la primera persona detenida por el proceso “FARC-política,” que es usado en contra de los académicos, sindicalistas, y otros que simpaticen con la oposición. Recientemente, Miguel Ángel Beltrán fue la segunda persona detenida y por lo menos doce otros han sido investigados cómo parte de este proceso. Liliany y Beltrán son sociólogos. Liliany también trabajó cómo consulta para Fensuagro, el sindicato de granjeros y campesinos más grande de Colombia. Liliany fue detenida en la misma semana en que ella publicó un reportaje hablando de los asesinatos de más de 1,500 miembros y lideres de Fensuagro en los últimos 30 años.

El proceso llamado “FARC-política” está basado en supuestos correos electrónicos y archivos en Word hallados en la computadora y discos duros externos atribuidos a Raúl Reyes, el segundo comandante de FARC-EP, que fueron incautados en desarrollo de una operación militar realizada ilegalmente por el estado colombiano y EEUU en territorio ecuatoriano el 1 marzo de 2008, en la cual fue asesinado el guerrillero Raúl Reyes quien se hallaba en un campamento instalado para planear los detalles de liberación de prisioneros a cargo de las FARC-EP. El bombardero fue un grave ataque al proceso de paz.

La fiabilidad de esta 'evidencia' es completamente desacreditada. Las computadoras y discos duros estuvieron bajo el control de las autoridades Colombianas por diez días antes de ser entregadas a la agencia internacional de policía, INTERPOL. INTERPOL dijo que la evidencia no pudo ser autenticada y que el tratamiento “...no conformó a los principios reconocidos internacionalmente del tratamiento de la evidencia electrónica por las agencias del orden público.”

Las autoridades Colombianas afirman que los supuestos correos electrónicos hallados en las computadoras y discos duros extraíbles son la base de los cargos contra Liliany y otros, pese a que contradictoriamente el Capitán Ronaldo Hayden Coy Ortiz de la Policía Investigativa de Colombia dijo en frente de un tribunal que las computadoras no contuvieron emails, sino documentos del programa Word. Este tipo de documento es fácilmente manipulado. Cabe resaltar que el Capitán Coy fue la primera persona en tener acceso a las computadoras y supervisó su investigación inicial.

Por su parte, la detención del profesor Miguel Beltrán ha sido denunciada públicamente como un “falso positivo judicial”; en Colombia se empezó a hablar de “falso positivo” con el escándalo en el que resultaron involucrados mas de treinta oficiales militares Colombianos, acusados de ser responsables de la desaparición forzada y ejecución extrajudicial de casi 1,200 jóvenes Colombianos, a quienes inicialmente vestían con prendas militares y luego los presentaban ante la opinión publica como guerrilleros de las FARC-EP dados de “baja” en combate. Entre los militares investigados también se incluyeron altos mandos, muchos de ellos con el antecedente de haber estudiado en la Escuela de las Américas (de mala fama) en Columbus, Georgia EE.UU.

En realidad, la “FARC-política” es una “farsa-política”, que tiene dos propósitos; el primer propósito, obviamente es encarcelar, intimidar y reprimir la oposición política. El otro propósito es desviar la atención del escándalo “para-política.” Este escándalo militar conecta más que cien miembros del congreso y oficiales de la administración del Presidente Uribe a los escuadrones de la muerte. Ya están encarcelados 42 oficiales por su participación en los eventos que directamente resultaron en asesinatos, pero todavía muchos de los culpables siguen libre.

Como resultado de su asociación con el sindicato de los campesinos, Fensuagro, Liliany es especialmente vulnerable. La guerra en Colombia, apoyada por los EEUU, es un ataque en contra de las poblaciones rurales, especialmente dirigido a campesinos, indígenas, afro-colombianos, pequeños propietarios y cooperativas.

Los EEUU han dado más que $7 mil millones de dólares a Colombia en asistencia militar. También ha entrenado cientos de sus soldados en la Escuela de las Américas y ha indicado el camino a esta guerra. Sin embargo, el Plan Colombia es un gran fracaso, así que los EEUU tiene que pensar en otro plan de guerra. Los EEUU va a tomar control de y renovar siete bases militares nuevas en Colombia. Son noticias malas para los campesinos y trabajadores de Colombia que sufren la pobreza, miseria, y muerte por culpa del militar Estadounidense y Colombiano. También son malas noticias para los trabajadores de los EEUU que pagan la cuenta, quienes sufren la crisis económica más grave de los tiempos, mientras EEUU continúa empujando su tratado de libre comercio.

La guerra apoyado por los EEUU y el tratado de libre comercio de las Américas existen para beneficiar directamente corporaciones transnacionales cómo Chiquita Banana, Coca-Cola, Occidental Petroleum y Drummond Coal. Más de 4.5 millones de personas han sido desplazadas por culpa de la guerra Colombiana, apoyada por los EEUU. Familias enteras de campesinos componen 60% de los desplazados. Terratenientes ricos e inversionistas llegan para tomar esta tierra -hasta 6.8 millones de hectáreas de tierra han sido robadas-. En cualquier tierra ocurre tal desplazamiento, muy pronto la tierra es perdida a los interés grandes, cómo petróleo, minería, biocombustibles, y agricultura. El tratado de libre comercio con Colombia seria el gran premio de la política empresarial de robar la tierra y también legitimaria la continuidad de la guerra.

Liliany, es un blanco fácil por el trabajo que ha hecho para Fensuagro. Ella es acusada de reunir dinero para el FARC-EP bajo los auspicios del sindicato. Fensuagro ha sido señaldo falsamente cómo el frente de las guerrillas, y como consecuencia se ha visto el sindicato se ha visto afectado con el cierre de sus cuentas bancarias. Sin embargo, el dinero que reunió Liliany estuvo destinado al sindicato de fensuagro y no a la guerrillas, su único “crimen” ha sido promover la reforma agraria -para los campesinos- cómo la base de paz en Colombia.

Durante nuestra delegación, no solo visitemos a Liliany y las otras prisioneras, sino también a unos granjeros y reuniones de comunidades. Yo puedo decir, sin exagerar, que de todos los granjeros y campesinos que conocimos, cada uno había perdido un miembro de su familia o un amigo cercano cómo resulto de la violencia militar y paramilitar. Aidee Moreno, el director de derechos humanos para Fensuagro, perdió su esposo, madre, hermano, y sobrina en diez años cómo resulto de la violencia.

Es espeluznante darse cuenta de la cantidad de jóvenes que fueron asesinados, entre ellos niños, sólo para mostrar resultados de la política de seguridad democrática. Una noche, un líder de la cooperativa me invitó a mirar un video junto a él, fue un video horroroso que no quería mirar; sin embargo, vi el video, porque sentí que haciéndolo podría ayudar a romper el sentimiento de aislamiento que a ellos los invade ante esta situación. El video mostró dos jóvenes, un hombre y una mujer, los dos con menos de 18 años, que fueron asesinados de una dispara a la cabeza, lo que en Colombia se conoce como “el tiro de gracia”. Mostró los cuerpos y los miembros de la comunidad que llegaron inmediatamente después con su cámara, llamando a los oficiales del DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) para investigar.

Tras la desgracia de los asesinatos, todo fue mostrado claramente. Los platos de comida que ellos habían estado comiendo fueron tirados a sus lados, los cuerpos fueron cómo una bola de una hoja de papel estrujada, desarmados, sentados acabando con sus cenas modestas. Lo único bueno es que por los menos estos asesinatos fueron mostrados al público y las victimas fueron reconocidos cómo tal, y no padecieron la desaparición forzada a la que muchos han sido sometidos para luego ser mostrados como “falsos-positivos”. Aun, nadie ha sido condenado por estos crímenes, aumentando la taza de impunidad que por asesinatos políticos supera el 95% de los crímenes.

Nos contaron muchas historias de tragedias parecidas. Cada día las vidas de gente inocente son destruidas cuando se asesina, se desaparece, se encarcela y se desplaza forzadamente.

En mi última visita a Liliany, yo fui en una “día de hombres visitantes” con dos de mis compañeros de la delegación. A principio, solo visitamos a Liliany, pero durante el almuerzo, juntamos las mesas en el cuarto común con otras detenidas y tuvimos una fiestita. Comimos y bromeamos juntos, jugamos y en al final terminamos bailando. (No bailo bien, lo cual les dio risa a la población general.)

Durante nuestra visita, yo vi a las prisioneras políticas de extracción campesina y a las activistas políticas disfrutar la velada a pesar de la represión. Fueron las personas más generosas y divertidas que he conocido. Cada sonrisa, cada buen rato que pasan es un acto de Resistencia, una victoria en contra de la represión- una negación de rendirse. Le pregunté a Liliany sobre el tema, y me dijo ella que tienen un dicho, “Por día, luchamos; por noche, bailamos!”

Las mujeres que yo conocí en la cárcel el Buen Pastor de Bogotá sólo son culpables del crimen de pensar distinto y de querer un país mejor. Claro, algunas fueron soldados de las FARC-EP, pero yo les miré directamente a los ojos, hablé con ellas, me reí con ellas y bailé con ellas. Estas mujeres habían visto bastante violencia y los asesinatos de sus familiares hasta el punto en que decidieron que tenían que luchar. Unas tomaron armas. Otras simplemente empezaron a organizar los sindicatos o manifestaciones, y otras movilizaciones para el cambio social.

Las presas bromearon preguntándonos cómo nos sentíamos rodeados por mujeres tan peligrosas cómo ellas, y la verdad a mi me gustó bastante, no vi en ellas ningún peligro, así que aprenderé bailar la próxima vez que vaya. Eso me enseñó el viaje, “luchar y bailar.” Yo quiero estar listo cuando venga la hora de bailar en los escombros del imperialismo de los EEUU mientras preparamos a construir el mundo mejor de que todos de nosotros soñamos y luchamos.

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